domingo, 23 de septiembre de 2012

Esteban Ibarra, ex miembro de la banda terrorista FRAP: "Un tsunami neofascista recorre el mundo"


Con motivo de los asesinatos de un policía y un teniente de la Guardia Civil en julio y agosto de 1975 respectivamente, atentados reivindicados por la organización terrorista ultraizquierdista FRAP, la policía realizó un amplio operativo que condujo a la detención de 36 miembros de la banda terrorista. Entre ellos aparecen Esteban Ibarra Blanco, fundador y presidente de la asociación Movimiento Contra la Intolerancia, y Montserrat Moreno Lanza, esposa de este último y presidenta a su vez de la asociación Centro de Iniciativas de Comunicación Onda Verde.
En concreto, la prensa de aquellos días especificaba los siguientes extremos acerca de estos dos individuos: “Esteban Ibarra Blanco, alias “Raúl” y “Díaz”, quien, entre otras acciones, realizó información sobre domicilios de funcionarios del Cuerpo General de Policía para elevarlas a la dirección del Partido. Montserrat Moreno Lanza, alias “Riaza”, que llevó a cabo una activa labor de captación. Intervino en la difusión de propaganda subversiva, pintadas y comandos. Cedió su domicilio como casa franca y depósito de material”.
Hoy, 36 años después y por arte de birlibirloque, Esteban Ibarra aparece reconvertido en activista contra lo que él califica el “peligro ultraderechista”. De las veleidades violentas de la miríada de grupos pertenecientes a la izquierda radical, nada que decir ni mucho menos que objetar.
‘La España racista’, se titula el libro de Ibarra cuya lectura, obvia decirlo, no recomendamos a nuestros lectores. Según el ex miembro del FRAP, se trata de “la herramienta para luchar contra la intolerancia”. Una intolerancia que, según él, “avanza peligrosamente por Europa con forma de islamofobia, antisemitismo, ultraderechismo, xenofobia, racismo, y un largo etcétera”. En sus propias palabras, se trata de “un tsunami neofascista que recorre el mundo”.
Honor a las víctimas
“Este libro se ha escrito pensando en las víctimas, no hay otro móvil”, afirma el autor. Por supuesto, sus referencias no alcanzan a las víctimas del terrorismo etarra; ni a los ciudadanos españoles que padecen la violencia de las bandas latinas en muchos pueblos y ciudades de nuestro país. Ni siquiera a las víctimas inocentes del laicismo radical. En su cosmología sectaria, las víctimas son siempre las que sufren el “acoso” de la ultraderecha.
Esteban Ibarra pone también su punto inquisidor de mira en las redes sociales, ya que a su juicio sirven para convocar y reunir adeptos. Así, destacó que “lo que es ilegal fuera de Internet, también debe serlo dentro de la red”, por lo que pidió que se controlen también este tipo de plataformas.
El libro está estructurado en diversas partes que van desde las víctimas, hasta el avance neofascista a nivel internacional, pasando por las raíces del odio. Todo ello, claro está, desde la perspectiva de la ultraquierda que, gracias a la corriente oficial del pensamiento único, no admite más adjetivación que la de angélica. Pues va a ser que no.

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